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Fintechs: Una oportunidad de mercado

La idiosincrasia del mercado financiero en Europa, vislumbra unas oportunidades de expansión increíbles para el sector de "fintechs"

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Los avances tecnológicos están agitando los cimientos de muchas industrias tradicionales, y el sector bancario no podría ser menos. Nos encontramos por un lado con un sector bancario tradicional, totalmente regulado, y por el otro con un volumen cada vez más amplio de empresas tecnológicas decididas a internarse en el sector financiero, haciendo use y disfrute de las ventajas que proporcionan las nuevas tecnologías. De hecho,  el mercado ha definido dos tendencias cada vez más definidas. La “fintechs” y las “techfins”. Las primeras hacen referencia a las empresas tecnológicas inmersas en la industria financiera, y las segundas a compañías del sector financiero tradicional, que han empezado a hacer acopio de los avances tecnológicos necesarios  para modifcar sus modelos de negocio, y así poder competir con las primeras. Como sea, ambos modelos convergen hacia una misma tendencia, claramente definida. Proporcionar servicios de banca comercial a través de aplicaciones móviles, softwares, chatbots, crypto-monedas, etc…para optimizar como nunca antes se había visto, la relación calidad-precio de dichos servicios financieros a sus clientes.

Hay dos aspectos principales que caracterizan este nuevo modelo financiero de vanguardia:

  • El beneficio real del negocio no subyace en el cobro de  intereses y comisiones, como sería el caso de la banca comercial tradicional,  sino en el análisis de tendencias, gustos y preferencias financieras de los clientes a través del “Big Data”, o su versión más avanzada, “Smart Data”, personalizando los servicios financieros a las necesidades de cada individuo.
  • El nuevo modelo no requiere de una exposicion física para poder interactuar con los clientes a través de suscursales bancarias, o mostradores de atención al cliente, sino mediante plataformas virtuales.

Ambas características perfilan un sector más que prometedor, ya que permite unos servicios bancarios a un coste practicamente nulo,  con una calidad, transparencia  y cercanía al cliente muy superior a los que los bancos convencionales ofrecen, así como una capacidad de expansión inmediata y de muy bajo coste a nivel internacional, a través de redes virtuales.  

Anatomía de un sector emergente de éxito

Si hay algo que realmente se podría categorizar como una verdad absoluta, es que la tecnología evoluciona, se reinventa y mejora a una velocidad de vértigo, en todos sus ámbitos.  Pero ciero es, que al tratarse de tecnología aplicada al sector financiero, la regulación de la misma debería venir de la mano, para crear un entorno de mercado flexible, seguro y eficiente, en el que todos sus actores pudiesen operar con la tranquilidad requerida.

Este es el “quid” de la cuestión. La regulación del merdado de las “fintechs”. Partiendo del hecho de que la ley siempre va muy por detrás de la realidad que regula. Se necesita una legislación tan dinámica, como el fenómeno que se está tratando, ya que de otro modo, una legislación atrasada,  generaría “vacíos legales” en un sector tan innovador y controvertido, con todo el riesgo que ello implica.

Las tendencias al respecto, son más que divergentes , donde unos ven inconvenientes, y otros oportunidades.

El escándalo no ha tardado en llegar en U.S.A con la propuesta de la OCC (Office of Comptroller of Currency),  ofertando una licencia bancaria para fintechs a nivel nacional, haciendo uso de las ventajas de la capacidad de expansión que ofrecen los modelos virtuales. Es necesario entender que en USA, las licencias bancarias (“Money transmitters”) se ofrecen por estado.  Es decir, cualquier empresa que quiera operar en servicios financieros, deberá requerir licencias a cada unos de los estados, con requirimientos de “compliance” financiero, aparentemente similares, pero totalmente descentralizados. Ese el motivo por el que los reguladores de estado, han dennunciado a OCC, ya que consideran las propuesta ilegal,  y para nada ajustada al derecho norteamericano. A la vez, que han ofrecido una propuesta de modelo para “fintechs” legal y a nivel nacional para el 2020, llamada “Vision 2020”. No hay sentencia al respecto por parte de los tribunales americanos, pero dos años y medio,  (probablemente requiera mucho más tiempo)  para poder establecer una regulación, es una eternidad  en un sector tan dinámico como este.

Otro aspecto a tener en cuenta es el más que inminente “hard Brexit”, que va a obligar a muchas tecnológicas financieras británicas,  (uno de los países punteros a nivel mundial en fintechs), a tener que emigrar para poder hacer uso de licencias bancarias con los “passporting rights” necesarios para poder operar a lo largo y ancho de la UE.      

Tercero, un sector bancario tradicional recesivo.  No debemos de olvidar que las líneas comunes de ingresos de cualquier  banco comercial son intereses y comisiones. Unos intereses cada vez más estrangulados por la política monetaria del Banco Central Europeo,  y unas comisiones, cada vez más desafiadas por “fintechs”, y “techfins” que ofertan los mismos servicios sin comisiones, e incluso con intereses “a cobrar” para sus clientes, a través de las nuevas infraestructuras que ofrecen las nuevas tecnologías. Sin ir más lejos, una de las tecnologías más disruptivas que se han conocido hasta el momento, la tecnología “cadena de bloques”, (en inglés “blockchain”), se presenta como una amenaza real para el sector bancario tradicional, haciendo que muchos expertos premonicen la desaparición de dicha industria, tal cual  la conocemos, en un periodo no superior a 10 años.

Ante este escenario , no es dificil estimar que el país europeo que tome una iniciativa regulatoria al respecto, se va a llevar la mejor parte, en lo referente a la atracción de fintechs y banca digital.  Con el Reino Unido saliéndose de la Unión Europea,  E.E.U.U recelosa de un sector nuevo que desafía su sector financiero tradicional,  las discusiones pendientes de aprobación sobre las nuevas licencias bancarias “light” en Suiza,  un sector bancario clásico en recesión,  y las nuevas tecnologías financieras mejorando a un ritmo trepidante.     

Lituania, el nuevo “hub” para “fintechs” en Europa

Como he definido en el apartado anterior, la idiosincrasia del mercado financiero en Europa, vislumbra unas oportunidades de expansión increíbles para el sector de “fintechs” . Eso sí, solo para aquellas legislaciones que son capaz de identificarlas a tiempo, y regularlas. La estrategia es clara, y el primero en hacerlo ha sido Lituania, con la emisión en enero del 2017, de las licencias bancarias, “Specialized Bank”  basada en la regulación bancaria de la Unión Europea No. 575/2013.

Las características de dicha licencia bancaria para “fintechs”, son más que beneficiosas para cualquier “fintech”, que deseé operar con “passporting rights”, a través de toda la UE:

  • El capital mínimo exigido es de 1 000 000 de euros, y no de 5 000 000, como se suele exigir a cualquier banco convencional.
  • El coste de la licencia es de 4.157 EUR, muy por debajo de la licencia ordinaria.
  • Un periodo de concesión no superior a 6 meses.
  • Tolerancia con errores y sin sanciones regulatorias en el primer año de funcionamiento.
  • Una regulación basada en la praxis, “hands-on approach”, debido a la necesidad de tener una regulación flexible, a la vez que efectiva, adecuada a la necesidad de regular un sector altamente expuesto a una tecnología que evoluciona e innova a un ritmo increíble, y no basado en modelos regulatorios cerrados, que lastren esta tendencia.
  • Exigencias de capital con respecto a activos afectos a riesgo equiparable a la de cualquier banco comercial, (capital ratio del 8% más un colchón adicional del 2.5%), así como requisitos de liquidez.
  • Un “compliance” financiero equiparable al tradicional en aspectos como el blanqueo de capitales, diligencias debidas de nuevos clientes, etc..
  • Acceso directo a la red de pagos SEPA (“Single Euro Payment Area”).
  • Protección de un capital máximo de 100 000 por persona y cuenta bancaria. (El equivalente al Fondo de Garantía de Depósitos español,  aplicado a todos los países de la UE).
  • Las fintechs pueden operar en cualquier servicio de banca comercial, excepto en servicios de gestión de inversiones y fondos de pensiones.

Este es el panorama en el que se encuentra un mercado con unas expectativas de éxito impresionantes. Soy consciente que se han empezado las primeras negociaciones para definir el marco legal de dicho mercado bancario tecnológico. Pero no olvidemos, que a pesar de ser un sector muy nuevo,  España ya tiene fuertes competidores con los que tratar. Simplemente,  “los países que primero tomen la iniciativa en regular el mercado tecnológico/financiero, lo acabarán liderando”.  A tenor de todo lo expuesto ,  ¿está España dispuesta a perder esta gran oportunidad?

 

Julio Fernández

Es director de proyectos financieros, y consultor de Gedeth en Irlanda. Julio también escribe para publicaciones reconocidas especializadas en finanzas y en tecnología.  



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