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¿Cuidas a los que cuidan tu negocio?

Sólo las organizaciones que aprenden a fluir y adaptarse al ritmo de los cambios abruptos y rápidos, de hoy en día, permanecerán en el tiempo.

gente, personas trabajando

Tienes la mejor marca, el mejor producto o el mejor servicio que se presta actualmente en el mercado. Parece que tu organización dispone de recursos ilimitados y de las mejores capacidades a priori, en tus empleados. Entonces, ¿por qué de la noche a la mañana deja de funcionar tu negocio? ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué hace unos pocos años copabas el mercado y ahora, como si fuera un espejismo, estás empezando a quedar fuera de él? ¿Por qué tu negocio va a desaparecer, aunque no sepas concretamente  la fecha de defunción para escribirla en su lápida?

La clave estriba en que las organizaciones no se adaptan al mismo ritmo del fluir de los cambios actuales. Dejan de aprender. Dejan de apostar. Dejan de invertir. Así como las estrategias y los planes, que funcionaban antaño y daban los resultados esperados, ahora dejan de prestar su servicio. Y aunque sigas fiel al compromiso contraído con tus clientes, a la forma y el método de hacer, para cubrir siempre sus necesidades cuándo, dónde y cómo lo requieran, ves como poco a poco y, sin previo aviso, se van a la acera de enfrente.

Pasas de resolver todos sus problemas, a ser su principal problema

¿Qué es lo que ha cambiado? ¿Hemos dejado de gestionar el cambio? El consejo de arcanos, magos y asesores, que lideraron en sus comienzos, se reunirán en cónclave a dilucidar dicho gap para encontrar las causas. Pero no encuentran falla alguna. Están institucionalizados. ¿Dónde quedó su pasión? ¿Cambiaron sus propios objetivos? Su conclusión: "Hacemos lo que siempre hemos hecho, por lo que no entendemos por qué lo que funcionaba antes, ahora deja de funcionar". No identifican que todo está en movimiento y que la velocidad y el rumbo del mercado es diferente -y puede que diametralmente opuesto- al que se mueve actualmente la organización. Como si sus sentidos no lo percibieran –como si tuvieran ceguera o cataratas congénitas- o no quisieran aceptar lo que tienen delante de sus en sus propios ojos y narices

¿Por qué el mercado empieza a buscar otros destinos más acordes a sus intereses actuales? ¿Por qué ya no quieren viajar como pasajeros en sus naves? Se dejó de hacer -sin saber la razón, el momento ni la causa- aquello les hizo grandes desde sus inicios; aquello por lo que consolidaron marca, productos o servicios en el sector; aquello que les hizo diferentes y les entregaba, llave en manos, a sus clientes; aquello que era la clave de su ventaja competitiva y que hacía que obtuvieran los mejores resultados: ingresos y beneficios.

¿Dónde está la misión que ilusionaba a todos? ¿Qué terrible y extraña mutación o virus nos ha contagiado? ¿Dónde está aquello que todas las personas, a todos los niveles de la empresa y cada día, hacían como uno; aquello que les permitía tomar decisiones, actuar y trabajar convirtiendo en realidad  lo que siempre anhelaban y creaban en su imaginación?

¿No será que a nuestra fórmula mágica -la idea que originó la empresa-  que siempre nos proporcionó sus frutos, le han cambiado sus incógnitas? ¿Recordáis aquello que estaba escrito en todas las paredes de nuestra organización? ¿En todos nuestros escritorios? ¿Hasta en los baños? ¿En cada rincón? Sí, ¿Cómo decía?: ¿Cuidas a los que cuidan tu negocio?

Ahora volvemos a ver, y nos embriaga la nostalgia proporcionando de nuevo luz, donde hasta ahora había oscuridad, gracias a nuestro conocimiento de experiencias pasadas, las tres palabras mágicas: "Organización, Empleados y Clientes”.

Era una estrategia a largo plazo, simple, clara y entendible que formulamos entre todos. Para que la organización perdure, la única forma de entregar valor siempre a nuestros clientes, es cuidar a aquellos que lo hacen posible: los empleados. Si la organización entrega y desarrolla en su principal activo estratégico (sus empleados), las tres v's la visión, los valores y la vocación por lo que hacen- estos, irremediablemente, como efecto catalizador y liderando cada uno como agentes del cambio en dicha red de valor, lograrán y harán posible lograr lo esperado: resultados.

Así que no lo olviden, cuiden a sus empleados; apuesten por ellos, permítanles equivocarse, fallar y errar, en su pretensión de ser creativos e innovadores en todo aquellos que hagan en favor de nuestros clientes, de nuestro negocio.

 

Luis Ignacio Martín de Lope

Knowmad, Blogger, Resiliente, IT Service Manager, ITIL® Expert & Auditor ISO 20.000. Madrid, España.

 

 



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