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Cronicidad y el cuento de nunca acabar

"La cronicidad no se debe asumir crónica. Hay que atajar tanto el coste económico como el humano desde el cambio de modelo".

Cuando sufrimos el golpe inmisericorde de la gran crisis mundial, la cronicidad se trataba en los ámbitos exclusivos de la medicina, de la investigación en el tratamiento de enfermedades duraderas en el tiempo y en los comentarios sociales sobre determinadas enfermedades “estigmatizadas”. La Real Academia Española, en su Diccionario de la Lengua Española, no recoge con acierto la verdadera expresión de este concepto social, lo cual no ayuda a la comprensión académica del impacto real en la sociedad mundial.

El cortoplacismo y la ceguera estratégica están llevando a las organizaciones a actuar únicamente sobre la reducción de gasto, con lo que cercenan la capacidad de proyección y reacción ante los cambios necesarios. Nos encontramos con incapaces en el diseño de estrategias de inversión, más allá de las meras cosméticas marketinianas.

Las enfermedades crónicas absorben una porción muy importante en los presupuestos asistenciales en la sanidad público-privada (aunque la privada tiende a eliminar de sus carteras de asegurados aquellos que sobrepasan la ratio establecida de siniestralidad). El aumento del gasto asistencial de crónicos es inversamente proporcional a la inversión en prevención y tratamiento disruptivo. Dos ámbitos éstos muy diferenciados, pero totalmente compatibles.

Prevención

Conjunto equilibrado de acciones sobre investigación y educación orientadas a disminuir el número de nuevos casos en la enfermedad crónica. Hemos de ser conscientes de que los métodos, las leyes, los procedimientos hasta ahora utilizados no dan resultado, al menos el resultado de impacto necesario.

Tratamiento Disruptivo

Conjunto equilibrado de acciones sobre información, comunicación social, visibilidad, atención temprana, control de alertas y accesibilidad a los medicamentos, orientadas a conocer el impacto de los tratamientos, normalizar la visión social frente a la enfermedad y posicionar al enfermo como actor principal proactivo, frente a la reactividad y ocultación actual de algunas enfermedades “apestadas”.

Tomemos como referencia el SIDA. La UNAIDS (Organización de Naciones Unidas que afronta el SIDA) ha fijado unos indicadores que se deberán de cumplir en dos hitos, 2020 y 2030. El problema reside en la ausencia de medidas reales para su consecución, distintas a las ya utilizadas. La ratio de nuevos contagios por personas que desconocían estar infectados es devastadora. Tanto en Europa como en EEUU ronda el 50%. Algo muy serio está fallando y no somos capaces de verlo.

El fin no es ampliar la esperanza de vida hasta los 120 años, el objetivo es mantener la calidad de vida durante más años. Las personas serán más felices y los sistemas de salud más eficientes.

Fragmento del artículo “Asalto o Asedio a la Sanidad, haber elegido… INNOVACIÓN CORPORATIVA” publicado el 26 de junio de 2016, donde se determinan seis propuestas innovadoras para la transformación de la Sanidad, frente a la realidad dramática en las próximas décadas si no se toman medidas drásticas.

… y la Tecnología será el aliado diferencial.

 

Ramón Luis Gil

Pensador, divulgador, colaborador, emprendedor, especialista en diseño de nuevos modelos digitales sobre la innovación corporativa y social de verdad. Proyectos Internacionales. Madrid, España.



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